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De Cali a Roma: el viaje de la COP16

La Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica ha marcado un hito en la historia de la protección de la biodiversidad mundial. Aunque las negociaciones en Cali, Colombia, no lograron cerrar acuerdos definitivos, sentaron las bases para un desenlace exitoso que se dio en Roma, Italia a finales de febrero de este año.

En la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los países alcanzaron consensos cruciales que permitirán avanzar en la conservación de la naturaleza y fortalecer la cooperación internacional.

El primer paso: los logro de Cali 

Aunque el último día de la Conferencia en Cali fue cancelado por falta de quórum, dejando un mal sabor de boca en los asistentes y en la población interesada, en los primeros días de esta se lograron avances significativos que vale la pena mencionar. 

Uno de los acuerdos destacados fue la creación del Fondo Cali, un mecanismo multilateral que permitirá recaudar y distribuir de manera justa los beneficios derivados del uso de la información genética digital. Este fondo será financiado por sectores como el farmacéutico, biotecnológico y agrícola, y representa un paso esencial para garantizar la equidad en el acceso y aprovechamiento de los recursos genéticos.

Otro logro importante fue el establecimiento de un Órgano Subsidiario Permanente que reconoce y fortalece el papel de los pueblos indígenas y las comunidades locales, además se reconoció oficialmente el rol fundamental de las comunidades afrodescendientes en la protección de la biodiversidad.

A estos grupos que históricamente han resguardado y defendido los ecosistemas en los que habitan, se les otorgará acceso a financiamiento para iniciativas de gestión sostenible, la protección de sus saberes ancestrales y la posibilidad de incidir en discusiones ambientales internacionales.

El desenlace en Roma: un compromiso histórico

Con gran anticipación, y con la incertidumbre que pesaba por la falta de cierre en  Cali, las determinaciones de Roma fueron recibidas con una ovación por parte de los delegados de más de 150 países. Después de tres días de intensas discusiones, se adoptó un plan de trabajo de cinco años que apoyará con miles de millones de dólares, necesarios para detener la destrucción de la naturaleza y asegurar la distribución justa de estos recursos a los países en desarrollo.

El acuerdo alcanzado en Roma establece dos líneas de acción fundamentales: aumentar la financiación para la biodiversidad y el monitoreo y la verificación del Marco Kunming-Montreal.

Se acordó alcanzar un gasto global de 200.000 millones de dólares anuales para 2030, con una contribución de 30.000 millones provenientes de los países desarrollados hacia los países con menos recursos y se implementarán indicadores claros para medir los avances hacia los objetivos acordados.



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Un llamado a la cooperación global

La presidenta de la COP16, Susana Muhamad, destacó que los acuerdos alcanzados en Roma “han dado brazos, piernas y músculos” al Marco Kunming-Montreal, reforzando así los 23 objetivos adoptados en 2022 para detener la pérdida de biodiversidad antes de 2030. Entre estos objetivos, destaca la meta de proteger el 30% de las tierras y mares a nivel global. Este avance también subraya la necesidad de encontrar mecanismos financieros adicionales para asegurar la implementación efectiva de los compromisos. La decisión de crear un nuevo fondo específico o reformar los mecanismos existentes se evaluará en la COP18 en 2028.

A pesar de las tensiones geopolíticas y las diferencias entre países del norte y del sur global, la COP16 ha demostrado que la cooperación multilateral es posible y esencial para enfrentar los desafíos ambientales globales.

La COP16 no solo representa un paso crucial hacia la protección de la biodiversidad, sino que también envía un mensaje claro: el futuro del planeta depende de la colaboración y el entendimiento entre todas las naciones, porque todos compartimos el mismo mundo.

Como lo expresó el ministro canadiense de Medio Ambiente, Steven Guilbeault: “El multilateralismo puede traer esperanza en un periodo de incertidumbre”.



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